ESTUDIO BÍBLICO #228
VIERNES, 12 DE AGOSTO DE 2022
TEMA: LA JERUSALÉN CELESTIAL Y LA JERUSALÉN TERRENAL
Dr. William Soto Santiago
Jueves, 18 de septiembre de 1997
Managua, Nicaragua
Escritura: Hebreos 12:18-24
EL TRONO DEL SEÑOR JESUCRISTO1
Dr. William Soto Santiago
Domingo, 31 de enero de 1988
Bogotá, Colombia
Y la Nueva Jerusalén (o ciudad) será la que sube del corazón de la Tierra a causa de los volcanes; y sobre esa montaña, sobre ese monte, se colocarán todos los escogidos para llevar a cabo el Reino eterno.
Los escogidos que pertenecen a la Edad del Trono del Señor Jesucristo estarán sobre la cima, la parte más alta de esa montaña, de ese monte; porque en la cima de ese monte estará el Trono del Señor Jesucristo y el Trono del Padre.
Desde allí se llevarán a cabo los negocios del Señor Jesucristo; y será en Jerusalén (la literal) donde estará la Nueva Jerusalén; una nueva ciudad: la Ciudad de Dios.
Este planeta Tierra coloca (pone) la parte material: la montaña. Y el Cielo —Dios— pone, coloca, a los escogidos en esta montaña.
LA NUEVA JERUSALÉN
Dr. William Soto Santiago
Domingo, 30 de octubre de 1994
(Segunda actividad)
Santa Cruz de la Sierra, Bolivia
Y dice la Escritura que todas las naciones andarán a la luz de esa Ciudad, a la luz de Dios y del Cordero; porque en esa Ciudad no habrá luz eléctrica, no tendrá los servicios que en la actualidad nosotros tenemos en las ciudades; porque allí no habrá noche, porque la claridad de Dios la ilumina.
Vamos a leerlo por aquí… (dice…); y tampoco habrá templos ni sectas religiosas ni nada de eso; lo vamos a ver dentro de un momentito. Dice:
[Apocalipsis 21:21] “Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, transparente como vidrio.
Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero”.
¿Vieron? Se acabaron las religiones y las sectas religiosas, y las diferencias entre los hijos de Dios y entre las religiones de esta Tierra.
“La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella…”.
O sea, la Ciudad; no el resto de las naciones; porque el sol seguirá saliendo y la luna también, pero esa Ciudad no dependerá de la luz del sol ni de la luz de la luna.
(…) La pregunta: “¿Dónde se van a acomodar tanta gente?”. No se preocupe: Dios va a secar los mares, y entonces habrá tierra suficiente.
Ahora, “nueva Tierra y nuevos Cielos”. Una Tierra que Dios preparará. Una transformación le ocurrirá a este planeta Tierra; así como Dios traerá una transformación para nuestros cuerpos, y hará de nuestros cuerpos un cuerpo nuevo, un cuerpo eterno. Eso mismo Él va a hacer con este planeta Tierra. Es el mismo proceso, es el mismo plano, siendo aplicado al planeta Tierra.
(…) Podemos ver el lugar que nos toca en la Nueva Jerusalén; lo que siempre nos ha gustado a todos nosotros.
Siempre que uno viaja y ve una loma, una montaña, y le mira la parte de arriba, en su alma dice: “¡Ahí me gustaría tener una casita! Ahí me gustaría tener mi casita a mí”. Es que la posición que Dios tiene para nosotros ya ordenada, predestinada, desde antes de la fundación del mundo, está sellada en nuestra alma, y por eso influye también en nuestra vida diaria.
Siempre, podemos ver que desde la parte de arriba de una montaña se ve todo abajo. Por eso es que desde la parte de arriba de la montaña del Reino de Dios, del Cuerpo Místico de Cristo, desde la Edad de la Piedra Angular, se puede mirar hacia abajo, y se puede ver y entender lo que fueron las edades de la Iglesia gentil: se puede ver todo lo que ocurrió allí en el pasado, se puede ver cómo Dios obró, y cómo el enemigo de Dios se levantó en contra de Dios y de Su Programa en las edades pasadas; y uno puede ver dónde se encuentra; y puede ver que después de ahí (hacia arriba) no hay nada más.
(…) Nuestra edad es la edad más importante de todas las edades: es la Edad del Trono de nuestro Señor Jesucristo en Su Templo espiritual, en donde se materializa en carne humana todo lo que estará en el Trono de Dios y del Cordero en la Nueva Jerusalén.
Y todo se estará reflejando y materializando en nosotros; así como los muros o el muro de la Ciudad se materializó en los apóstoles del Señor.
Ahora, no quiere decir, en ningún momento, que al materializarse en seres humanos lo que habrá en esa Ciudad, no quiere decir que no tendrá esas cosas; sino que el muro, pues representa a los doce apóstoles que estarán también allí, pero habrá un muro con doce fundamentos.
Las puertas representan a los doce patriarcas. No quiere decir que (en el muro), no quiere decir que no habrá doce puertas; sino que habrá doce puertas, y cuando la persona ve cada una de esas puertas, estará viendo que cada puerta representa a uno de los patriarcas y a una de las tribus de Israel.
O sea que allá, en esa Ciudad, todo lo que va a ser visto está representando a seres humanos, a hijos e hijas de Dios escritos en el Libro de la Vida del Cordero.
Así como en las ciudades, por ejemplo: colocan una imagen, una estatua, un monumento (ya sea en forma de un hombre o de un animal o de un ave); y ese monumento está representando algo, está representando a alguien o está representando algún evento.
Y todo lo que habrá en la Nueva Jerusalén estará representando a los escogidos de Dios escritos en el Libro de la Vida del Cordero; y estará allí representado todo lo que se vivió en la Tierra en las diferentes etapas del Programa Divino; estará allí representado todo lo que Cristo hizo durante las siete edades de la Iglesia gentil y lo que hace en la Edad de la Piedra Angular.
Impreso en Puerto Rico
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