ESTUDIO BÍBLICO #223
DOMINGO, 24 DE JULIO DE 2022
TEMA: EL MISTERIO DE LOS NEGOCIOS DEL PADRE
Dr. William Soto Santiago
Lunes, 8 de septiembre de 1997
San Bartolomé M. A., Guatemala
Escritura: San Lucas 2:41-52
RESPETO A DIOS Y A SU OBRA
Dr. William Soto Santiago
Domingo, 19 de junio de 2011
Cayey, Puerto Rico
Y, por consiguiente, así como hubo que respetar a Dios y Su Obra que Él estaba llevando a cabo en cada etapa, a través de los instrumentos que Él tenía, y en Su Iglesia; y así como se tenía que respetar la Obra que llevaba a cabo en edades o dispensaciones anteriores; así también es para nuestro tiempo.
Los que no respetaron a Dios y Su Obra, al no respetar a los instrumentos que Él usaba y al pueblo que Él tenía para ese tiempo, estaban faltándole al respeto a Dios y a Su Obra; y por consiguiente, tuvieron graves problemas con Dios.
No respetar a Abraham, por ejemplo, era no respetar a Dios; y muchas naciones fueron destruidas por esa causa, y personas también.
No respetar a Moisés era no respetar a Dios; porque Dios estaba en Moisés, y Dios estaba llevando a cabo Su Obra a través del profeta Moisés; por lo tanto, no respetarlo era no respetar a Dios y no respetar la Obra de Dios que estaba siendo llevada a cabo a través del profeta Moisés.
Y no importa que sean o no sean amigos o hermanos o familias del instrumento que Dios tenga para cada tiempo: no respetar al instrumento que Dios tenga…; por ejemplo, no respetar a los apóstoles, a Pedro, San Pedro, era no respetar a Dios, que estaba en Pedro por medio del Espíritu Santo.
Por ejemplo, hubo una ocasión en donde vinieron unas personas que vendieron una propiedad; y en esos días, pues, los creyentes estaban ofrendando a Dios para la Obra de Dios, y sabían que vendría una destrucción para Jerusalén, sería destruido también el templo y la ciudad, y estaban aprovechando bien y almacenando tesoros en el Cielo, donde iban a estar seguros; pero ellos estaban haciendo eso por amor a la Obra de Dios.
Y vinieron…, un matrimonio, y vendieron una propiedad; y luego el esposo vino a donde Pedro (como hacían todas las demás personas) y trajo su ofrenda de la propiedad; y Pedro le preguntó cómo había sido el negocio, si lo había vendido en tal cantidad, y él dijo: “Sí, esto es todo”.
Y Pedro le dijo: “No has mentido a hombre, sino a Dios”. Y se murió.
Y luego vino la esposa… Y se llevaron a esa persona, a Ananías. Luego vino su esposa Safira, y entonces Pedro le dice:
—“¿Vendieron la propiedad?”.
—“Sí, la vendimos”.
—“¿La vendieron en tanto, que habían acordado?”.
—“Sí, la vendimos en eso”.
Él le dice: “Ahí vienen los que acaban de llevarse a tu esposo para enterrarlo; vienen por ti”, y se murió también; porque no mintieron a Pedro, sino que mintieron a Dios que estaba en Pedro en Espíritu Santo1.
Así que, ¿saben ustedes una cosa? Dice el reverendo William Branham que eso se va a repetir en este tiempo final. Por consiguiente, eso se va a repetir, lo más probable, en el cumplimiento de la Visión de la Carpa, o antes.
Después del cumplimiento de la Visión de la Carpa no puede ser; tiene que ser o en el cumplimiento de la Visión de la Carpa o antes del cumplimiento de la Visión de la Carpa. Por eso las personas que mienten tienen el premio, tienen señalado ahí lo que va a suceder con ellos.
Ahora, recuerden que la Escritura dice que no mienta a Dios; por lo tanto, hay un problema para los que mienten. Por lo tanto, cuando ustedes vean en medio del cristianismo cumpliéndose nuevamente lo que sucedió con Pedro, recuerden lo que estamos hablando en esta ocasión: eso se va a repetir.
Recuerden que fue en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, y tiene que ser en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo nuevamente; en los últimos días que esté pasando la Iglesia del Señor Jesucristo.
El respeto a Dios y a Su Obra es muy importante tenerlo en cuenta toda persona creyente en Cristo. Es importante que de todo corazón amemos a Dios, con toda nuestra alma, toda nuestra mente, todo nuestro espíritu, todas nuestras fuerzas, como está señalado en la Escritura. Tiene que ser amor ágape, amor del alma.
(…) Y los creyentes en Cristo van a llegar a la tierra prometida del nuevo cuerpo, y a la tierra prometida del Reino del Mesías, y a la tierra prometida de la Cena de las Bodas del Cordero; porque Dios lo prometió.
No importa los problemas que haya tenido el cristianismo, no importa los problemas que haya tenido la Iglesia del Señor Jesucristo: va a llegar a la tierra prometida del nuevo cuerpo, y a la tierra prometida de la Cena de las Bodas del Cordero, y a la tierra prometida del Reino del Mesías.
Por eso hay que tener respeto a Dios y a Su Obra. Algunas veces, por causa de dificultades que surgen en medio del pueblo de Dios, como pasó con el pueblo hebreo, algunos le faltan el respeto a Dios y a Su Obra y al mensajero que Dios envió, y entonces el problema se le hace grande a esas personas.
Se debe comprender que el ser humano en diferentes ocasiones pasa por diferentes etapas como individuo, y surgen algunos problemas en la vida de las personas o en la vida del pueblo completo, pero hay que seguir hacia adelante a la meta.
¿Con cuántos vamos a llegar a la meta? Piense usted: “No importa cuántos sean, lo importante es que yo voy a llegar a la meta. Yo puse mi mano en el arado y no miro hacia atrás; miro hacia adelante, a la meta”.
Si alguien le dice a usted: “¡Pero con todos los problemas que hay!”. Más problemas van a haber en la gran tribulación.
—“¿Pero sigues creyendo en Cristo y sigues adelante aunque haya problemas?”
—“¡Claro que sí! Cuando esté transformado ya no habrá problemas para mí”.
Así hay que pensar. Hay que pensar en una forma positiva y una forma en la cual uno esté activo siempre en la Obra del Señor, trabajando en la Obra del Señor para el tiempo en que estamos viviendo.
(…) Por lo tanto, uno tiene que estar, en el tiempo que está viviendo, consciente de que existe Dios, de que hay una Obra Divina, de que hay personas enviadas en cada edad o en cada tiempo para trabajar en esa Obra; y entonces estar todos unidos en ese Programa o Proyecto Divino haciendo la Obra de Dios; y poder decir como Cristo: “En los negocios de mi Padre me conviene estar”.
¿Y cómo le conviene estar a uno en los negocios del Padre? Trabajando. Porque una persona que esté en los negocios del Padre y no esté haciendo nada… Pregúntele a un ingeniero, a un constructor, si hay alguna persona en el proyecto que está haciendo – que no esté haciendo nada, pregúntele para qué sirve: para estorbar a los que están trabajando.
Es un estorbo una persona que no esté haciendo nada. Por eso tenemos que estar siempre trabajando en la Obra del Señor.
El que no está haciendo nada es el que está mirando las faltas de los que están trabajando. Y algunas veces la falta es corregida y él todavía está hablando de una falta, y no sabe que fue corregida.
En una construcción, algunas veces, algunos que trabajan en una construcción cometen algún error; pero lo corrigen y sigue para adelante la construcción.
Por lo tanto, estemos con una fe positiva, trabajando siempre en la Obra del Señor, y respetando a Dios y esa Obra de Dios en la cual estamos trabajando; lo cual es un privilegio grande para nosotros: haber sido incluidos como obreros de la Obra Divina para el tiempo en que nos toca vivir.
Lo mismo que hacemos en este tiempo lo hubiéramos hecho en el tiempo de Noé o en el tiempo de Moisés: estar brazo a brazo con Dios en Su Obra, con los instrumentos que Él tenía para ese tiempo, para llevar a cabo esa Obra; no haríamos otra cosa.
DE REGRESO AL HOGAR
Dr. William Soto Santiago
Domingo, 6 de enero de 1985
Maturín, Monagas, Venezuela
Vean ustedes que después del Monte de la Transfiguración Jesús hizo algunos trabajitos en la Obra, en los negocios del Padre; y luego…, había dicho: “Salí de Dios, y vuelvo a Dios”.
Y todos nosotros podemos decir lo mismo: “Hemos salido de Dios”; y luego que se lleve a cabo en el Monte de Sion, en la cima del Monte, la adopción de todos nosotros, la transformación de nuestros cuerpos, diremos la otra palabra: “Y regresamos a Dios. Así que… ¡nos vemos!”.
Eso fue lo que dijo el Señor Jesucristo cuando se fue; dijo: “Salí de Dios y vuelvo a Dios”. Y después ya, cuando tuvo que irse, y los discípulos desearon saber algo más, al mismo Señor, el mismo Señor ni se los dijo, más bien descendieron dos mensajeros, dos varones, y les dijeron: “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de entre vosotros, así como le habéis visto ir al Cielo en una nube (vieron una nube que le tomó), así mismo regresará”. Ni Él mismo les dijo: “Me voy, y voy a regresar”, sino que ahí en ese momento se fue, y los mensajeros celestiales les dijeron: “No se preocupen, Él regresará”.
Pero miren ustedes, dos mil años han pasado para que en este tiempo lleguemos al tiempo en que Él promete cumplir esa promesa conforme al Séptimo Sello apocalíptico, que es la Venida del Señor.
EL DIOS PROVEEDOR
(Reunión de ministros)
Dr. William Soto Santiago
Martes, 19 de julio de 2011
Buenos Aires, Argentina
Así que Dios es paciente.
Para Dios diferir algo, diferirlo por cien años o mil años, ¡eso es nada para Dios!; mil años dentro de la eternidad es menos que un granito de arena.
Dios es paciente; y por amor Él hace muchas cosas en favor de Sus hijos; así que muchas cosas pueden haber sido diferidas.
Y aun hay bendiciones que están para nosotros en nuestro tiempo, las cuales no fueron dadas, excepto la muestra solamente; fueron dadas allá en tiempos pasados. Lo que viene para el pueblo de Dios, la Iglesia, y para los judíos, es grande, es un avivamiento muy grande; un avivamiento que va a impactar al mundo entero.
Ahí es que van surgir los ministerios de Moisés por segunda vez y de Elías por quinta vez. Y digo “de Moisés por segunda vez”, pero también, si quieren contar el ministerio de Moisés en Jesús: entonces sería en Jesús por segunda vez el ministerio de Moisés, y luego el ministerio de Moisés por tercera vez en el Día Postrero.
Bajo esos ministerios es que muchas cosas van a suceder; por lo tanto va a tener alguna relación el pleno cumplimiento de la Visión de la Carpa con los ministerios de Moisés y de Elías.
Recuerden que cuando el pueblo hebreo iba por el desierto iba Moisés, y le acompañaba un tabernáculo, una carpa; un tabernáculo en donde estaba la presencia de Dios.
En el ministerio del cuarto Elías también hubo carpas donde él predicaba, y donde miles de personas asistían; en diferentes países levantaban carpas.
Las carpas son… es de lo mejor para tiempos de problemas del medio ambiente, es lo más seguro. Un edificio, con un terremoto se rompe; una carpa resiste movimientos sísmicos. Y con tantas profecías que hablan de terremoto, pues Dios también tiene que tomar en cuenta todo eso; y entonces eso ayuda más a la seguridad para el pueblo.
Y acercándonos tanto a la Fiesta de los Tabernáculos… recuerden que una carpa es un tabernáculo, como los que tenía el pueblo hebreo; ellos vivían en tabernáculos, en carpa. Así que todo eso está ligado para ser cumplido en fiestas hebreas.
Cuando se conecte con los hebreos el cumplimiento de la Visión de la Carpa… tiene que ver con la Iglesia y luego con los hebreos; está ligado al Séptimo Sello también, y al Sexto Sello.
DIOS MORANDO ENTRE SU PUEBLO
Dr. William Soto Santiago
Domingo, 8 de diciembre de 2002
Sao Pablo, Brasil
En la eternidad, luego del Reino Milenial, miren, estaremos en la Ciudad más importante del universo completo: la Nueva Jerusalén; y el planeta Tierra vendrá a ser el planeta principal de toda la Creación, de todo el universo, de todas las galaxias; por lo tanto, la galaxia a la cual pertenece el planeta Tierra será la galaxia más importante.
¿Y cuál es? La Vía Láctea. Le llaman así por la forma que tiene, parecida al pecho de una mujer; por lo tanto, así como la madre alimenta a sus hijos, al bebé, desde esta galaxia vendrá toda bendición para todas las demás galaxias: alimentará espiritualmente a todas las galaxias, y a todos los planetas, y a todos los sistemas solares, y a todos los que vivan en la eternidad.
Por lo tanto, de la Vía Láctea y del sistema solar nuestro, y del planeta Tierra, saldrá toda bendición para el resto de la Creación. ¿Por qué? Porque Dios morará con Su pueblo y en medio de Su pueblo en la Nueva Jerusalén.
Las calles serán, no de brea (de asfalto) ni de cemento, sino de oro. Cada parte de esa Ciudad será un testimonio de una Obra del Amor de Dios. O sea que cada cosa que estará en esa Ciudad es tipo y figura de una Obra que Cristo ha hecho. Por lo tanto, todos los escogidos estarán también representados en las diferentes partes de esa Ciudad.
Ahora, podemos ver que esa es la Ciudad que buscaba Abraham; pero no la encontró, ¿por qué? Porque todavía no había llegado el tiempo para estar en la Tierra; pero él estará allí cuando sea el tiempo.
Impreso en Puerto Rico
1 Hechos 5:1-11